viernes, 24 de febrero de 2017

Una cruz de camiseta

Uno se sabe de naturaleza singular en el momento que se declara aficionado de un equipo como el Cartagena. Son bastantes las ocasiones, y los que compartan dicha particularidad no me desmentirán, en las que cuando uno ratifica su sentimiento albinegro en pleno debate futbolístico es inmediatamente cuestionado sobre cuál es su otro equipo de Primera División; en traducción, que si del Madrid o del Barça. Mi respuesta a la citada duda normalmente es “de ninguno” y tras la cual suele venir una sorpresiva expresión facial, mezcla de asombro y complacencia, del compañero de tertulia. Porque, al parecer, de alguno de ambos equipos debería ser.

Presentación de las equipaciones
Esta rareza mía no se circunscribe exclusivamente a ser hincha de un club modesto. También soy ese individuo que durante un concierto de música está interesado en lo que hace el batería del grupo, mientras el resto jalean al cantante y al guitarrista, o, por ejemplificarlo mejor, en la célebre reflexión confuciana cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo servidor formaría parte del colectivo independiente que observa el suelo. Es decir, un verso libre, alejado de las pautas habituales de comportamiento y una persona que tiende a huir de los discursos oficiales que se instalan en cualquier ámbito. Comento esto porque no es la primera vez, ni será la última, que cuando la masa social del Cartagena converge de manera uniforme hacia un asunto concreto mi atención se concentra en otro tema bien distinto.

Algo así creía sentir el pasado domingo en Lorca, cuando felizmente se recuperaba con autoridad el liderato del Grupo IV perdido la semana anterior. Siendo comandados por un


jueves, 16 de febrero de 2017

Lorca, tierra prohibida

Dice el tópico que la estadística está para romperse y en lo que se refiere a visitas del Cartagena a la ciudad de Lorca, si los albinegros pretenden seguir aspirando al primer puesto a partir del lunes, esperemos que así sea. Refiriéndonos siempre al club albinegro fundado en 1995, casi desde el día de su nacimiento, los encuentros contra el que ha sido en cada momento primer equipo de la ciudad del sol han acabado resultando en su mayoría una auténtica penalidad para los cartageneros. Tanto en el Cartagonova como en territorio lorquino. Habiendo sido, curiosamente, el primer partido oficial del Club una victoria en La Hoya; ante un conjunto distinto al que hasta la temporada pasada se hacía llamar La Hoya-Lorca, conste. Fue en septiembre de hace veintidós años, en categoría Territorial Preferente, y desde entonces una maldición parece perseguir a los carthagineses en Eliocroca.

La última victoria, en el año 2000
Una vez conseguido el ascenso a Tercera, del entonces Cartagonova FC, se coincidía en el Grupo XIII con el Lorca CF. Dicha campaña, el viaje se saldaba con un empate sin goles entre los dos máximos favoritos del campeonato. A final de temporada ellos lograron subir a 2ªB siendo segundos y nosotros no, habiendo quedado primeros. Dos años después se producía el siguiente enfrentamiento, en Copa del Rey. El mismo Lorca CF eliminaba al  Cartago en la primera ronda del torneo, al vencer por 1-0 en su propio campo. Sin embargo, esa misma temporada, en liga se lograba la que es por el momento la última victoria albinegra en aquellas tierras. Se ganaba 1-3 en un partido que comenzaban ganando los locales, en el derruido estadio de San José. De hecho, el pasado lunes se


sábado, 4 de febrero de 2017

Gracias Chus (Hevia)

Nunca he sido de esos aficionados que se encariñan con los jugadores que visten la camiseta de su equipo. Lo reconozco, jamás he sentido esa necesidad de forjar una relación personal, ni siquiera el deseo de pedirles autógrafos o echarme fotos (ahora selfies) con ellos, ni mucho menos de mendigarles camisetas o similares, como hace más de uno. En absoluto. Para mí, en el aspecto puramente material, todo acaba al salir del Cartagonova y, en lo que se refiere a lo afectivo, concluye cuando dejan de defender la albinegra. No obstante, para la estadística, sí que suelo seguir la trayectoria de quien ha pasado por Cartagena. Pero hasta ahí.

Hevia tras su último gol
Evidentemente, como en toda regla, entiendo que puedan existir una serie de excepciones. Pocas, eso sí, y particulares para cada aficionado. En mi caso las puedo contar con los dedos de la mano, son Sagarduy y Alberto García los ídolos futbolísticos que siento como tales. Después, también profeso cariño a Sívori o Carmona y con ellos cierro mi lista personal. Jugadores que han tenido un considerable ciclo en Cartagena y que han gozado de un peso específico dentro del equipo. Jugadores que, en resumen, atesoran una significación especial. Del resto, muchísimos alcanzan de igual manera mi más profundo respeto, y admiración en casos como el de Víctor, pero no con el feeling de los cuatro citados. Habiendo declarado esto, ¿qué puedo sentir por todos esos jugadores que hacen una más