viernes, 26 de enero de 2018

El Mar Menor, nuestro Leganés

Noticia maravillosa la del pasado miércoles, al menos para los que ansiamos una Copa del Rey con formato inglés, a partido único y en el que no sea inhabitual que un favorito acabe eliminado, cuando un épico Leganés apeaba del torneo del KO a todo un Real Madrid, y debiendo remontar el 0-1 de la ida. Un episodio histórico, que no vergonzoso, ya que en cualquier biografía balompédica existen derrapes de similar magnitud al que vivió el equipo blanco el otro día. Y de esos, cómo no, en la historia del efesé también tenemos, así que vamos a recordar uno parecido.

Nos tenemos que remontar a la temporada 1993/94. Es decir, que en unos meses se cumplen las bodas de plata del susodicho patinazo y, evidentemente, por fechas, hablamos refiriéndonos al Cartagena FC. Por entonces, los albinegros venían de rozar el ascenso a Segunda en campañas anteriores con Voltaire García y en el predecesor ejercicio 1992/93 se había cosechado la quinta posición en el Grupo III de 2ªB. Después habría cambio en la presidencia, de José Luis Belda a Antonio Inglés, pero pese a ello el equipo volvía a afrontar la temporada con el único objetivo de subir a la LFP.

Aquel año, antes de iniciar la citada liga, debía disputarse la primera ronda de la Copa del Rey, competición que últimamente se le venía dando sumamente bien a los albinegros. Recordemos que se alcanzaban las eliminatorias contra la Real Sociedad en 1987, Barcelona en 1989, Valladolid en 1990 y 1993 o Athletic en 1991. Por criterio de proximidad, al Cartagena el cruce le deparó un rival a 25 km de distancia, la extinta AD Mar Menor, que competía en el Grupo XIII de Tercera y en la que se encontraban viejos conocidos como Juan Huertas o José Ramón Egea. La ida se iba a disputar el 18 de agosto (miércoles), la vuelta el domingo de esa misma semana y el campeonato regular se iniciaría casi quince días después.

Llegada la primera cita, cerca de 1.000 espectadores acudían al recinto sanjaviereño de “El Pitín” para ver vencer al Cartagena por 0-1, gracias a un tempranero gol de Pino. Una victoria por la mínima que era bien recibida por todos, incluido el técnico Antonio Pedreño. La vuelta no debía deparar mayores problemas para el efesé. De hecho, hasta la


martes, 23 de enero de 2018

La llegada de Pedro Valentín Mora

Creo que no me equivocaría mucho si asegurase que todos, o al menos los de las generaciones que hemos llegado a conocer el walkman, hemos tenido algún mayor cercano que nos ha hablado bastante de un famoso 0-5 que el Barça infligía al Madrid en el Bernabéu a mediados de los años 70s. O sería solo cosa de mi vecino, barcelonés de nacimiento, que amartilló gran parte de las conversaciones futbolísticas de mi niñez con aquel hecho. El caso es que el cuadro blaugrana firmaba dicho hito con un señor en su portería que uniría su nombre a la historia del FC Cartagena hace ahora veinte años, Pedro Valentín Mora.

Mora, de cuna tarraconense, desarrollaría la mayor parte de su carrera como jugador en la disciplina del Barcelona, llegando a disputar casi cien partidos con los del Camp Nou. En 1979 fichaba por el Rayo Vallecano y en 1983 lo haría por el Murcia, sitio este en el que se retiraba como guardameta. Su labor técnica se iniciaría nada más colgar los guantes, primero en una academia y más tarde en el Igualada, para finalmente recalar en las bases culés. De ahí daría el salto en 1993 a 2ªB, al Nàstic, en el que estuvo hasta 1995, y en 1996 volvería al cuadro pimentonero a mitad de temporada en Tercera, logrando el ascenso a 2ªB. Y permanecería en La Condomina, curiosamente, hasta ser reemplazado por Felipe Mesones.


Llegamos así, haciendo el repaso a su trayectoria, a la temporada 1997/98. El entonces Cartagonova FC, después de fallar en el play-off en el que era el Sóller el que ascendía a la categoría de bronce, iniciaba su segundo intento para subir de Tercera y el entrenador


jueves, 11 de enero de 2018

Genios bajo palos

Siempre he pensado que todos los genios tienen algo especial. Comparten rasgos como la excentricidad, la frialdad, la toma de decisiones, la exigencia o la limitación de sus fallos. Como todos los genios, necesitan una dosis de soledad que les lleva inevitablemente a la reflexión, actuando como arma de doble filo. Pensar mucho no es sinónimo de éxito, pero eso es algo que llevan en la sangre como buenos aventajados respecto a sus iguales. Si hubiera una posición en el ámbito futbolístico que se asemejara a estos eruditos misteriosos y admirables, sería la de guardameta. Aislado de la gloria de los goles, vive las alegrías en soledad cerrando los puños, tocando el larguero o con cualquier otra rutina individual que le permita soltar esa adrenalina. 

Marcos frente al Sevilla (Foto: Diario La Verdad)
En estos momentos en los que al Efesé le ha golpeado como un jarro de agua fría la lesión de su portero titular, comienza el temor a lo desconocido y las intenciones de fichaje de un sustituto, ignorando que en el banquillo hay un chico con un comportamiento ejemplar, que ha tenido actuaciones verdaderamente milagrosas. Marcos ha sido héroe y villano. Más héroe a mi parecer, pero la memoria parece no alcanzar el mes de septiembre cuando se puso la capa de superhéroe en la encerrona de Talavera, salvando goles cantados y dando una victoria agónica a los albinegros en la prórroga, en uno de los encuentros con más carga emocional de la temporada. Sería injusto valorar la capacidad de un futbolista por un solo partido, por eso tirando de memoria declarativa, me salen más partidos (Mirandés, Sevilla) en los que la calidad del portero madrileño ha relucido, pese a su juventud, en un grande de la categoría -porque lo es- como el FC Cartagena.

El paso adelante de Pau Torres, con grandes actuaciones y derroche de veteranía dejó de nuevo en un segundo plano al portero, que pacientemente aguardaba su oportunidad desde el banquillo. Tras la heroicidad de Talavera no eran pocos los que ponían en tela de


miércoles, 10 de enero de 2018

Aquella alineación indebida

En un artículo anterior, recordando la trayectoria de Felipe Mesones tras su fallecimiento, en estas líneas se hacía mención al infausto inicio que tuvo el argentino en su última etapa como entrenador, aquí, en Cartagena. La misma, sobrevenida tras la espantada del entrenador Antonio Gómez, por depresión, tuvo un comienzo inusual del todo y su singularidad no se circunscribiría exclusivamente al hecho de aquel vertiginoso reemplazo.

Tocaba a su fin el verano que precedía la temporada 2001/02, con el entonces Cartagonova FC encuadrado por primera vez en su historia en el Grupo IV de 2ªB, en lo que en teoría iba a ser un nuevo intento de ascenso a Segunda División y que, a la postre, resultaría el último ejercicio del fundador Florentino Manzano como presidente de la entidad. Como decíamos, Mesones, a sus 65 años, regresaba a la que siempre fue su casa en sustitución del técnico vigués y la plantilla, como es fácil de imaginar por la extraña situación, prácticamente se la encontraría hecha. Apenas si intervino en algún que otro fichaje.


La competición oficial para los albinegros, después de una pretemporada que culminaba con un amistoso frente al Real Madrid, comenzaría el 2 de septiembre en tierras andaluzas, ante la recién renombrada UD Almería que hasta hacía unos meses se venía denominando Almería CF. Los rojiblancos, dirigidos por el lorquino Juan Casuco, recibieron a su rival en