Las excusas son un mecanismo de
defensa potente ante cualquier equivocación, caída o fracaso. Tienen el poder
divino de dar explicación a las situaciones que quieres obviar, al examen que
has suspendido o a la derrota que has cosechado. Quitan responsabilidad desde
el punto de vista del perjudicado, pero no son útiles en ningún caso para
mejorar rendimiento alguno. Lo malo de las excusas es que a veces son ciertas y
potencian el argumento del mal perdedor, que no se considera consecuente de sus
tropiezos, imposibilitando así una gran manera de aprendizaje: ensayo-error. He
perdido, luego algo hay algo que mejorar.
A colación de esta introducción y sin ser demasiado
políticamente incorrecto, es obvio que el árbitro del partido de este fin de
semana en el que el Cartagena perdía su liderato ante el Marbella
(aparentemente su rival más directo a falta de once jornadas), ha tenido parte
de culpa en algún lance del juego, sobre todo en ese barullo en el área en el
que el defensa marbellí evitaba que el remate de Moisés se adentrara en la
portería, con una mano sobre la línea de gol. No lo vio o no lo quiso ver. El
caso es que el equipo albinegro salió con el freno echado, trenzando y mareando
jugadas en posiciones en las que rara vez se crean ocasiones. La lejanía desde
la que me tocó seguir el encuentro más importante de la temporada hasta el
momento, me impidió sentir el ambiente que se intuía desde la pantalla de mi
ordenador, pero estoy seguro de que era una de esas tardes en las que desde el
puente de La Rambla
ves venir la enésima decepción local. Más de 8.000 aficionados en las butacas del
Cartagonova, casi en marzo y pudiendo dejar al segundo clasificado a cuatro
puntos. Eso es mucho pedir para un público acostumbrado groseramente a que su
Efesé le baje de un plumazo los pies al suelo. Aquí hay que sufrir. Mucho.
Ambos equipos protestan (Fuente: FC Cartagena) |
Por si no fuera suficiente mal augurio el ambiente ilusionante
en el estadio, este año hemos añadido otro que no teníamos, el del gol del ex.
Sin Chus Hevia de la partida, pensaba -pobre de mí- que esta vez al menos no
nos pasaría de nuevo. Se me escapó Carlos Indiano, que venía dispuesto a ser la
llave que abriera la puerta cartagenera, con un latigazo de libre directo desde
la frontal del área. Además, el centrocampista fue el más destacado de un
Marbella, que sin grandes alardes durante estas 27 jornadas de liga, se ha
colocado como líder, aprovechando que mirábamos para otro lado con los Murcia y
Extremadura, los cuales dieron el golpe en los traspasos, pero están basando su
temporada en una irregularidad que les mantienen algo lejos aún del premio
gordo.
Sí, yo también he caído en mencionar excusas como
autoprotección, porque es evidente que la milonga de los ex-jugadores (por muy
extravagante que sea), suena a justificación