Recuerda el Icue que todos, absolutamente
todos, estábamos afanosamente preocupados en los preparativos, por aquellas
fechas de los Idus de Marzo, de las galas del difunto. Nadie de la efesemanía
quería que nuestro FC Cartagena se muriese, todos esperábamos que esto no iba a
suceder, teníamos fe, esa fe del carbonero que se refugiaba a la sombra del
milagro. Sí, había fe y esperanza, pero también esperpento y ahí estábamos
refugiándonos en Valle Inclán para seguir sus instrucciones en “Las galas del
Difunto”. En este FC Cartagena todo era movimiento, todo era mala movida, todo
estaba en el ojo del huracán, el enfermo había entrado en trance de gravedad
extrema, después de unas semanas con pronóstico reservado. La Institución se
desmoronaba entre las lágrimas de unos y las chanzas de otros para afrontar la
conjugación de esos dos verbos que atormentaban a todos: Permanecer y salvar;
permanencia y salvación. Auténticas palabras impregnadas de turbulencias.
Y en esas se estaba cuando apareció Chus
Hevia para insuflar un pequeño hilillo de vida con ese su raquítico gol de
victoria en los estertores del partido que sirvió para ganar el partido y salir
de los puestos de descenso. Y Palomeque, también, asomó la
gaita para
manifestar que: "Son tres puntos de oro. Cada partido es una final a vida
o muerte y nos va a costar mucho sufrimiento hasta el final. Hay que felicitar
a los jugadores porque han vivido una semana difícil, otra vez. Al final salimos
felices porque el Cartagena merecía ganar. El San Roque es un equipo con muchas
cosas buenas y hemos estado muy atentos y sin encajar gol".
En aquellos días las circunstancias del
equipo que nos visitaba: El San Roque de Lepe eran bien distintas a las de esta
temporada. Mientras los Leperos, un recién ascendido, estaba instalado
cómodamente en la zona media de la tabla haciendo un fútbol interesante,
nuestro Cartagena era todo un fantasma de descenso. Mañana todo será distinto; el equipo lepero
llega al Cartagonova descendido y el FC Cartagena ahí anda esperando que le
sirvan una copa para tomársela. ¡Ay, ay, ay!
El Icue y… cuando Seba Ribas se quitó la máscara
“Lo oscuro acabamos viéndolo; lo
completamente claro lleva más tiempo”. (Edward Roscoe Murrow)
Ahora va y aparece en escena uno
de los Javieres, diré para que ustedes comprendan cual, que es el más
estilizado, el menos grueso, el que tiene una cara de pillo que se la pisa, ese
que está registrado como segundo del que dice ser el máximo responsable de un
proyecto que no llega nada y nos casca aquello: “Sporto Gol Man va a incorporar
a un nuevo técnico y que se incorporará la semana que viene.” ¿Para qué?, se
pregunta el Icue, ¿para desecharlo, como se desechan a los animales de tienta,
como se hizo con el muy ilustre Gladiador y con su ayudante “El Bomba”, ¿para
hacer lo mismisto que se hizo con Simón Ruiz junior y lo que puede parecer se
va hacer con el ilustre Palomeque? Pero, señores valencianos, vamos a ver, si
este querido club ya tiene un mánager general - Julio Ribas-. Y hasta hay
overbooking en las dependencias técnicas con los Palomeque, Popi, Cáceres,
Cuesta, Yepes, Madrid y Simón Ruiz. Sobran técnicos y falta dinero.
¿Qué este FC Cartagena no nos
gusta, que les voy a contar a ustedes? ¿Qué no hay semana que no haya tremendas
sacudidas?, a las pruebas me remito. Y nuestros técnicos y jugadores sin
cobrar. Y las arcas del Club sin un centavo. Están tan exhaustas que se ha
tenido que acudir al mismo benefactor de la pasada temporada para abonar a los
jugadores la nómina del pasado mes de noviembre. Tan vacías están que no ha
habido ni para pagar la reclamación de Robusté al ser él mismo el que ha tenido
que pagar su recurso de reclamación al no poder el club.
Y cuando tendríamos que estar plácidamente
disfrutando, ya es primavera, aunque con molesto viento, en esta querida
ciudad, llega el terremoto, inoportuno, tremendo, inesperado, provocador e
incomprensible de Javier Marco y su decir de nuevo técnico contratado que
atonta tanto a la afición que ésta se queda en casa o se ha ido a afanar la
casa de la playa para dejar el Cartagonova compuesto, sin novia y con nada más
que 1500 espectadores. Y eso que se esperaba la reaparición del uruguayo
Sebastián Ribas, cosa que se cumplió en el minuto 76 en sustitución de Luque. Y
su entrada sirvió no sólo para motivar a la afición, cosa que sucedió y
aplaudió, sino para colaborar en última instancia, minuto 86, cuando en esa
gran jugada en combinación entre él y Carlos Martínez asistieron a Hevia para que
anotara el gol. FC Cartagena 1 - CD San
Roque de Lepe 0. Este gol cambió las caras de la afición, tanto que otra
vez volvemos a soñar para salir del infierno. Este, querido Icue, ha sido un
gran triunfo, un triunfo de oro con un gol de oro que ha servido para que Ribas
se quitara la máscara y la arrojase lejos de sí. Y lo demás, aunque esto no
fuese correcto, son tontunas como por aquí se dice.
Pero hubo algo más anterior a
esta felicidad. Y en esas estaba el Icue, bien asentado en su asiento en la lateral
Rambla, cuando se ha puesto a tomar notas en su cuaderno y ha encontrado esa
palabra justa y apropiada para definir lo que estaba viendo hasta el minuto 86,
minuto del gol de la victoria. La palabra ajustada para tal descripción era el
vocablo gallofo y es que hasta ese momento el partido estaba siendo un cuento
de muy poca sustancia y, como en la literatura clásica, nos recordaba a ese
hueso roído o mendrugo de pan mohoso o troncho de berza podrida que se
entregaba al mendigo a modo de desmayada limosna. Y, más que entregarse, se
arrojaba desde cierta distancia, pues no convenía acercarse en demasía al
mendigo, que tal vez escondiera entre los harapos alguna buba o escrófula
purulenta. Y así nos lo habían arrojado minuto a minuto desde el verde del Cartagonova.
A modo de gallofa, el FC
Cartagena y el CD San Roque de Lepe más que jugar un partido lo arrojaban a los
espectadores como si fuese ese hueso roído de una grotesca función. Pero se
salió de la desgana, del tedio y hasta de ese parecer más zombis que jugadores.
Vino el gol y se mandó a todo a tomar por retambufa, Y es ahora cuando este
equipo puede y debe seguir camelando y dando pomada a esta afición, para evitar
desgarros. Ya se ha salido de los puestos de descenso. Y sigue habiendo temores,
la distancia todavía no es prudencial, y todavía, aunque hay reaños para ello,
este equipo con este triunfo no es para pavonearse, aunque sea un triunfo
molón, muy molón.
Como la gallofa también es el
calendario del rezo y oficio divino para todo un año, aquí quedamos haciendo lo
propio, no queda otra. El Icue sabe que, todavía habrá aficionados que se
quejen, pero quejarse ahora después de este partido-gallofo es como llorar ante
la leche derramada. Nada amigos, a doblar el espinazo y a recoger la herencia
de los valencianos, leñe, para arrojársela como una gallofa, que “el caloret”
está a la vuelta de la esquina. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del
Icue”. Dies 3/1: Kalendae Martiae. Nº 363.
Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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