lunes, 1 de agosto de 2016

El peso de la historia

Bastantes fueron las voces que el año pasado por estas fechas -cierto es que tras un mes de junio, digamos, convulso- manifestaban que la temporada 2015/16 para el FC Cartagena debía ser de transición. Una campaña en la que el Club basase su metamorfosis, de la tenebrosidad anterior, hacia el prometedor ciclo que aparentemente se avecina.

Dicha ilusionante concepción se tradujo en una condescendiente exigencia deportiva para el equipo que, por entonces, dirigía Víctor Fernández. Expresiones del tipo con no sufrir es suficiente o vale quedar en mitad de la tabla inundaban el llamado entorno y se convirtieron en recurrencias habituales para prensa y aficionados. Conste que servidor también compartía aquella mirada benevolente a una plantilla reconstruida casi desde cero y a una entidad estructuralmente bajo mínimos, pero no hasta ese punto.

Atlas, sosteniendo el mundo
Así pasó luego. Con tanta tranquilidad mal entendida en el ambiente, sin darle mayor importancia a los resultados, solo se cosechó una victoria en los seis primeros partidos de liga. Y un poco más adelante el equipo ya veía el play-off de ascenso a catorce puntos de distancia. Habíamos dicho adiós al cuarto puesto prácticamente a mitad de temporada. Para más inri, con el eterno rival casi doblándonos la puntuación. Una situación exasperante para cualquiera que se precie de ser seguidor albinegro.

¿Que por qué digo esto? Porque la historia la tengo en cuenta. Está claro que una camiseta, por el mero hecho de lucir unos determinados colores o un particular escudo, no gana partidos sola. Evidentemente. Pero el peso de la historia cuenta, siempre cuenta. Ha de respetarse, y me explico.

El FC Cartagena cumplió el pasado 27 de julio los veintiún años de edad. No es tan joven. Y, de esos veintiún años, quince han sido en la categoría de bronce del fútbol español. Se ha convertido, por derecho propio, en uno de los clásicos de 2ªB en este Siglo XXI y se
le debe reclamar en consecuencia. Añadiendo, además, el condicionante de la población a la que pertenece y su potencial. Muy superior, en comparación, a otros municipios de la misma división.

Este club ha disputado cinco promociones de ascenso a Segunda (Córdoba, Vecindario, Alcoyano, Caudal y Avilés). Quedó en quinto lugar la temporada 2006/07 y en las campañas 1999/00 y 2007/08 también anduvo cerca de la promoción. No es ningún recién llegado a 2ªB.

Paradójicamente hay quienes piensan que este historial demuestra, precisamente, que la exigencia natural a esta entidad no debería ser tan alta. Pero nada más lejos de la realidad. Invito a que se busquen equipos con más play-offs a Segunda División en ese mismo tiempo. Ya os adelanto que no salen tantos. Existen clubes con más, por supuesto, pero no olvidemos que la promoción la disputan dieciséis conjuntos en total.

Obviando al puñado de equipos que superan las cifras albinegras, que se pueden contar con los dedos de las manos, la estadística refleja que el lugar histórico del Club es pelear por estar ahí. Siempre. Este año, sí, pero el pasado también. Y el que viene, si no se consiguiese el ascenso.

Porque esa es otra. Una cosa es exigir que se compita por el play-off y otra muy distinta exigir ascender. Un ascenso se puede ir al garete por cualquier detalle que se escape de tu control. Desde que te paren un penalti en los últimos minutos a que te remonten un partido en casa en el que te valía empatar. Y si no se asciende, la frustración nunca hay que canalizarla con los no vuelvo hasta que suban o comentarios similares, tan propios en nuestra tierra.

Casualidad, o no, la afición cartagenera se asemeja bastante a sus colores. Pasa del blanco al negro, sin matices. Sin una progresión y un análisis equilibrado de la realidad. Por ejemplo, recuerdo cuando Juan Ignacio declaró que él firmaba estar diez temporadas seguidas en Segunda División y la dura crítica que recibió por ese discurso, supuestamente, poco ambicioso. Que cada uno saque, ahora desde 2ªB, sus propias conclusiones de aquellas palabras.

Si a lo anteriormente expuesto incorporamos los factores ambientales que trae el Grupo IV esta temporada 2016/17, no cabe otra, el efesé debe estar en la pomada final. UCAM, Cádiz y Sevilla ‘B’ ascendieron y nadie de Segunda ocupará sus lugares, porque el Albacete ha sido encuadrado en el Grupo II. Por jerarquía quedan Real Murcia y Jaén, y por potencial económico el Lorca de Xu Genbao y quizá Mérida, Marbella o Granada ‘B’. Sobre el papel no hay más gallitos, por lo que repetir el rendimiento del pasado ejercicio sería inadmisible.

Posdata: El azar ha provisto que la desacertada forma de encarar el inicio liguero la pasada temporada pueda ser redimida este año ante el mismo rival, el Linares. Confío que, esta vez, la pelota sí quiera entrar y que en la grada hayamos aprendido la lección.


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