Las creencias que forjamos en nuestras mentes siempre están
basadas en unos motivos, que sin ser necesariamente reales ni objetivos, nos
resultan suficientes para confirmar esa certeza. Y no nos solemos sentir
orgullosos de esas opiniones sin base científica, pero si se dan las mismas
coincidencias desembocando en el mismo desenlace una y otra vez, comienzas a
pensar que hay algo que influye. Algo así ocurre al aficionado cartagenero
cuando llega un partido como local de alto interés, que los antecedentes los
conocemos y el desgraciado final también.
El Córdoba celebrando su ascenso en el año 1999 |
fiable y exquisito que ha pisado el recinto de Benipila y esta vez, también naufragó. La suerte, la desgracia o la maldición del Cartagonova lleno hicieron el resto. Seguramente es lo que le tocaba a la generación que venía por detrás.
El fútbol, que aprieta pero no ahoga, nos dio una tregua y
se alió con el Efesé en 2009, no por el ascenso real, sino por dejarnos la
oportunidad de jugarlo fuera de casa. Tras tres años en el cielo, llegó el
crudo descenso a la categoría de bronce y con él volvieron las fases de ascenso
en las que la maldición se acentuaba. El Caudal de Mieres fue el primero y el
Avilés, que posteriormente se aprovechó de tal situación en el partido de ida (aunque aquí la entrada no fue tan abultada). Tras ellos, otros muchos encuentros cruciales con la afición impulsando a su equipo se iban por el sumidero en las siguientes campañas. Betis B y La Roda , por ejemplo, vieron
como un equipo hundido metía 12.000 gargantas para evitar el descenso de
categoría y ocurrió lo que tenía que ocurrir. El Cartagena volvió a fallar y
debía jugarse la salvación a una eliminatoria y el fútbol, que aprieta pero no
ahoga, de nuevo permitió mantener el lleno maldito para el partido de ida.
Es difícil dar una explicación, pero si buscamos en nuestra
memoria y recordamos lo que llevamos viviendo en este estadio cuando se llena,
invade el pavor por un posible partido en casa en el que se vuelvan a superar
los 10.000 aficionados y la ciudad se vuelva a ilusionar con su Efesé. Los
fantasmas se ahuyentaron la temporada pasada en un encuentro frente al eterno
rival, con un gran ambiente en el estadio, pero en el que realmente el que más
se jugaba era el visitante. Esta última ocasión venía un mal Murcia, el
ambiente fue de primera, pero el resultado ha vuelto a ser el de siempre.
Al final, tan intensa es una creencia, que acabamos
transmitiéndosela al que tenemos al lado y por muy escépticos que seamos,
siempre miraremos con desconfianza un Cartagonova con ambientazo. Me incluyo,
ya que mantengo que el Cartagena lo tiene más difícil que nadie para subir
porque para que eso sea posible, además de jugar el play-off, debe de hacerlo
lejos de nuestra ciudad en el partido de vuelta.
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