Hace diez años del inopinado episodio que vamos a recordar hoy. Para ello debemos situarnos en la campaña 2006/07, es decir, la siguiente al 'vecindariazo'. Eran los últimos días de diciembre de dicha temporada, con el calendario inmerso en el parón liguero de Navidad y a escasas horas de la apertura del mercado invernal de fichajes. En lo deportivo, el Cartagena ocupaba una notable cuarta posición a solo tres puntos del primer clasificado, el Sevilla Atlético. Habiendo, además, desplegado un gran potencial ofensivo a lo largo de las diecisiete jornadas disputadas, con más de dos goles por partido como media.
Abel en su presentación |
En la plantilla albinegra se encontraba Roberto Rodríguez, un central que había jugado en Segunda División con el filial del Atlético de Madrid y que también había militado varias temporadas en 2ªB. Un defensa que gozaba de cierto nombre en la categoría pero que como cartagenerista no estaba siendo titular. Tenía por delante a Orlando y Lusarreta, aunque sí que disfrutaba de minutos con cierta asiduidad. Hasta aquí, todo normal. Fue en los primeros días del citado mes de diciembre cuando se produjo el gran desencadenante de los acontecimientos. Roberto se lesionaba, era sometido a una complicada intervención quirúrgica y quedaba apartado varios meses de los terrenos de juego. Lógicamente, el Club debía buscarle un recambio y es en dicho momento cuando hace aparición el nombre de Abel en la escena.
Abel Valenzuela era un joven malacitano que a sus 25 años sabía lo que era ascender a Segunda División, por dos veces. Concretamente, en las filas del Málaga B y del Salamanca, entidad esta última a la que pertenecía por estas fechas a las que nos