Nací mediada la década de los 80s, más o menos cuando el primer videojuego de la saga Mario Bros salía a la venta. Por mera concatenación temporal, comencé a tener consciencia de lo que ocurría a mi alrededor y a formarme como persona, lo que sexualmente equivaldría a mi etapa púber, a finales de los años 90s. En aquellos días quien escribe no era más que un simple mozalbete seguidor del entonces denominado Cartagonova FC, un club todavía más novicio que servidor. Dicho club ascendía a 2ªB en junio de 1998 y una vez alcanzó la citada meta, al igual que le ocurriera en sus play-offs de ascenso a la división de bronce, la RFEF lo ubicaba por distribución geográfica junto a los equipos valencianos, catalanes y baleares. Es decir, en el Grupo III.
Temporada 1998/99 |
Ya en la última época de Florentino Manzano, y en la única temporada de Luis Oliver, la Federación Española tuvo a bien encuadrarnos junto a andaluces, extremeños y norteafricanos. Hablamos de comienzos del Siglo XXI, emergiendo a nivel nacional el
boom urbanístico y con los constructores metiendo la cabeza en el mundillo del fútbol, en su búsqueda de recalificaciones fáciles y demás negocios lucrativos. Aunque, pese a la llegada de estos nuevos inversores, se vislumbró cierto bajón en el nivel de la competición. En las dos temporadas del Cartago en el Grupo IV el papel de equipos históricos recayó en los Cádiz, Algeciras o Écija, y en un Granada en horas muy bajas. Más el recién refundado Almería y los proyectos fast-food, como el Ciudad de Murcia, se completaba el cartel. La comparativa con el anteriormente referido Grupo III ni se sostiene. Era mortadela.
Con el aterrizaje de Paco Gómez en Cartagena, desde Madrid, decidieron volver a colocarnos junto a los levantinos. El grupo se encontraba algo más devaluado que años atrás, pero aún se hallaban en él rivales como Lleida, Nàstic, Castellón, Alicante, Girona, Hércules, Figueres o Sabadell. A mi pesar, solo fue un breve paréntesis. Tras la temporada 2003/04 retornamos al Grupo IV y, desde entonces, aquí hemos estado cada año de 2ªB. Exceptuando el del ascenso, que estuvimos en el Grupo II junto a madrileños, canarios y un extremeño. Un grupo realmente atípico, de equipos sobrantes casi me atrevería a decir.
Asumido el fatídico descenso de Segunda División otra vez fuimos al Grupo IV, hábitat natural del Club si atendemos a la estadística. Y tras este regreso a 2ªB, la primera temporada vimos arriba de la tabla a Jaén y Albacete, más un Cádiz luchando por la salvación. La siguiente al propio Albacete, más Cádiz o Guadalajara y un sorprendente La Hoya Lorca. En la 2014/15 estuvimos más centrados en subsistir, bajo el desesperante mandato de Sporto, pero en la zona alta se movieron el Cádiz, otra vez, y un oneroso UCAM. El año pasado sí, al margen de nuestro increíble conformismo aceptando quedar en puestos de Copa del Rey, hubo cierto nivel en el grupo. UCAM, Murcia y Cádiz, más Recreativo o Jaén, al menos perfilaban una liga atractiva.
Pero en esta temporada 2016/17 lo del Grupo IV es para echarse a llorar. Clubes con experiencia en Segunda División hay cinco, literalmente: nosotros, Murcia, Linense, Recreativo y Jaén. Y en el caso de los gaditanos fue en los años 50s. El resto absolutamente nada. Si no contamos al Melilla, que lleva treinta años seguidos en 2ªB, el resto son equipos sin ningún bagaje, de reciente creación o con supuestas fuertes apuestas económicas que no dejan de ser una incógnita. Nada más. Miro los diez primeros puestos de la clasificación y me quedo sin palabras. Solo veo a equipos que no deben, ni pueden, ser rivales para el Cartagena, salvo el Lorca de Xu Genbao. Porque del Marbella, una vez vistas sus visitas a Cartagonova y Nueva Condomina, lo que me sorprende es que haya sido capaz de ganar dos partidos seguidos. Sinceramente, dudo que vaya a existir otra temporada en la que resulte más fácil ser campeón de grupo. No voy a exigir serlo, porque exigir ser el mejor es egolatría, pero no entendería que no se pelease hasta el final. Porque capacidad tenemos y porque tampoco hay rivales.
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