Uno se sabe de naturaleza singular en el momento que se declara aficionado de un equipo como el Cartagena. Son bastantes las ocasiones, y los que compartan dicha particularidad no me desmentirán, en las que cuando uno ratifica su sentimiento albinegro en pleno debate futbolístico es inmediatamente cuestionado sobre cuál es su otro equipo de Primera División; en traducción, que si del Madrid o del Barça. Mi respuesta a la citada duda normalmente es “de ninguno” y tras la cual suele venir una sorpresiva expresión facial, mezcla de asombro y complacencia, del compañero de tertulia. Porque, al parecer, de alguno de ambos equipos debería ser.
Presentación de las equipaciones |
Esta rareza mía no se circunscribe exclusivamente a ser hincha de un club modesto. También soy ese individuo que durante un concierto de música está interesado en lo que hace el batería del grupo, mientras el resto jalean al cantante y al guitarrista, o, por ejemplificarlo mejor, en la célebre reflexión confuciana cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo servidor formaría parte del colectivo independiente que observa el suelo. Es decir, un verso libre, alejado de las pautas habituales de comportamiento y una persona que tiende a huir de los discursos oficiales que se instalan en cualquier ámbito. Comento esto porque no es la primera vez, ni será la última, que cuando la masa social del Cartagena converge de manera uniforme hacia un asunto concreto mi atención se concentra en otro tema bien distinto.
Algo así creía sentir el pasado domingo en Lorca, cuando felizmente se recuperaba con autoridad el liderato del Grupo IV perdido la semana anterior. Siendo comandados por un
fichaje que venía lesionado como Germán, para que conste y entiéndase la ironía. Sin embargo, en aquel momento en el que se volvía a saborear la miel del primer puesto, y habiendo disfrutado de un excelente nivel de fútbol, en mi cabeza retumbaba el interrogante de por qué no se había jugado con la camiseta de la Provincia Marítima. Y aunque pensaba que no era momento de manifestarse al respecto, algo de satisfacción encontré en las redes sociales cuando varios seguidores, tampoco muchos, habían exteriorizado esa misma cuestión.
Aclaro que no es mi intención entrar en polémicas políticas, porque sonroja recordar ciertas cosas que se llegaron a decir cuando se empleó por primera vez el diseño de la equipación con la cruz blanca sobre fondo rojo gules. Supuestos expertos, curiosamente siempre desde la capital, censurando el legítimo uso de un emblema secular de la ciudad que, además, se encuentra presente en el escudo de los clubes de fútbol de Cartagena desde sus inicios. Incluido el actual, por si alguien no se había dado cuenta.
Retomando el tema, en Lorca, como todos vimos, no se jugó con la zamarra de la Provincia Marítima. Pero no por emplear la habitual primera camiseta albinegra, sino para usar esa especie de camiseta de entrenamiento verde que tenemos por tercera indumentaria. Circunstancia que motivó que el lunes me animase a revisar en cuántas ocasiones la habíamos vestido durante este año y la realidad de los datos me ha acabado resultando muy poco gratificante, siendo amable. En toda la temporada, en partido oficial, no se ha utilizado ni una sola vez. Los números: de catorce partidos como visitante, en nueve se usó la albinegra y en los otros cinco la verde. Tal cual.
Más lacerante resulta el hecho al repasar que en los amistosos de verano la situación fue diametralmente opuesta, disputándose la mayoría con la camiseta de la Provincia Marítima hasta la celebración del trofeo Carabela de Plata, en el que ya se estrenó la albinegra. Cosa que tampoco comparto, por cierto. Porque me atrevería a asegurar que ni tan siquiera los reyes del márketing a nivel Champions esperan a sus partidos de presentación para lucir su primera equipación. Aquí, por contra, concebimos hasta el extremo no vestir la albinegra en pretemporada ante históricos como Elche o Las Palmas, que sí lucían su color habitual, porque la reservamos hasta la presentación. De acuerdo, no lo comparto pero lo asumo. Pero que sea después esa misma camiseta que hemos estado empleando en toda la pretemporada, haciéndola seña de identidad del club, la que se esconda en la liga es lo que no se entiende. Y que pudiera existir una intención de prescindir de ella a medio plazo es algo que no me quiero ni plantear.
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