Comentaba el pasado lunes con un amigo, en la previa al sorteo de los play-offs de ascenso, la mala suerte que hipotéticamente supondría para el Cartagena que tocase el Mallorca como rival. Supongo que al igual de la inmensa mayoría de seguidores que acuden al Cartagonova, prácticamente sin haber visto partido alguno de los tres posibles contrincantes salvo la eliminatoria copera ante el Mirandés y algún que otro encuentro retransmitido por internet de los bermellones. Únicamente por nombre, a los que bien recordamos a los mallorquines conquistando una Copa del Rey o disputando una final de competición europea, a priori, poco nos apetecía jugarnos los cuartos contra ellos.
Y es que ser primero es una putada. Al margen de que por pura probabilidad si uno es campeón de grupo dispone de un 62’5% de posibilidades de ascender y si no lo es solo cuenta con el 12’5%. Sobrellevas nueve meses de tediosa competición entre los mejores, pasando momentos malos en los que incluso hay quienes piden la dimisión del entrenador, felizmente te proclamas primero y entonces, a modo de colofón, se cruza otro campeón de grupo en tu camino. Sea el Mallorca, el Mirandés o el propio Rayo Majadahonda, es una putada. Y si ese club ha sido uno de los descendidos hace un año de Segunda División, como es el caso de los dos primeros, más todavía, puesto que han contado en sus presupuestos con la inyección económica del fondo de compensación de la LFP (más de un millón de euros).
Le replicaba a mi compañero que hubiese sido preferible enfrentarse al penúltimo de alguno de los otros grupos, claro, pero que no tendría mucho sentido. Es como si en el Olympique de Marsella se hubieran contrariado por disputar la final de la Europa League ante un hueso como el Atlético de Simeone, en vez de con un Segunda División de Inglaterra. El adversario en estas frenéticas contiendas va en consonancia de la aspiración
y si, como decía antes, al Mallorca o al Mirandés no los quería ni en pintura, lo cierto es que al Rayo Majadahonda casi que tampoco lo hubiese escogido. Me entra el canguelo de pensarlo con cualquiera de los tres. Lo único que servidor pedía era que la vuelta fuese lejos del Cartagonova y en ese aspecto sí que nos podemos congratular.
y si, como decía antes, al Mallorca o al Mirandés no los quería ni en pintura, lo cierto es que al Rayo Majadahonda casi que tampoco lo hubiese escogido. Me entra el canguelo de pensarlo con cualquiera de los tres. Lo único que servidor pedía era que la vuelta fuese lejos del Cartagonova y en ese aspecto sí que nos podemos congratular.
También hablaba el mismo día del sorteo con un hincha del Villarreal. Algo mayor que yo y que, para su suerte, goza de mejor recuerdo de aquel Cartagena dirigido por Voltaire García que acababa primero de grupo en 2ªB en 1992, con tan solo 3 derrotas en toda la liga y apenas 15 goles encajados. Precisamente por delante del cuadro amarillo, que era el subcampeón. A la postre los albinegros perdieron el ascenso en Badajoz y el Villarreal lo lograba en una promoción de infarto ante Salamanca, Girona y Linense. Aquella campaña el efesé había ido líder en solitario desde la Jornada 14 hasta el final de la competición y no subió. Qué injusticia para un campeón de grupo, mostrar tanta superioridad y no ascender. Es una putada. Deberían subir los campeones, pensaría más de un aficionado aquí. Razonamiento que posee cierta lógica pero que tiende a olvidarse cuando es uno el que deja de estar en esa lucha. En Villarreal, de haber sido así, hubiesen dicho que la injusticia era precisamente la falta de opciones para el resto.
Sea como fuere, el destino nos pone ahora por delante, como ocurriera en otra ocasión en la que también se fue campeón, a la preconcebida cenicienta del sorteo. Recordemos que en 2006 el Cartagena de Juan Ignacio podía cruzarse en primera ronda con Linares o Gramanet pero salió el tercer candidato, el desconocido Vecindario. Así que respeto máximo al rival, aunque pueda sonar contradictorio con lo anteriormente escrito, ya que no me cabe ninguna duda de que si finalmente se consigue el ascenso en esta ronda será habiendo sufrido como cabrones. Y doble motivo para celebrar subir será el huir de la reestructuración que se avecina en la 2ªB, aunque el nuevo presidente de la RFEF haya paralizado el aberrante boceto de hace unos días.
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