lunes, 25 de junio de 2018

La Maldición de Oak Island

Como curioso de la historia que soy suelo hacer zapping por cierto canal de televisión temático, bastante famoso, dedicado en exclusiva a dicha materia. En el referido canal, de un tiempo a esta parte, vienen anunciando una serie-documental titulada “La Maldición de Oak Island”, que narra las peripecias de unos buscadores de tesoros en un lugar en el que deben morir siete personas antes de poder encontrar lo que sea que estén buscando. O algo así, porque la verdad es que al plantear cuestiones más místicas que empíricas el programa me ha interesado más bien poco.

Entrando en harina, creo que se intuye fácilmente por qué estoy haciendo referencia a la citada emisión televisiva. Y es que en Cartagena nos podemos reír de la supuesta maldición de Oak Island, al punto de que si viniera uno de los protagonistas del programa se quedaría sin palabras. Qué disparate todo. La única explicación que se me ocurre es que existe un ente encargado de mover los designios del fútbol y seguro que hizo la mili aquí, en su vivencia corpórea, le debieron putear de lo lindo y nos lo está devolviendo. Con creces, además. Qué manera de recrearse sobre la ilusión de toda una ciudad, como el niño que juega en el terrario quemando hormigas concentrando la luz solar a través de su lupa.

No lo digo ya por el enésimo fracaso en casa frente al Extremadura, sino por lo ocurrido en el Cerro del Espino, con ese gol en propia puerta cuando se saboreaba la LFP pasados seis minutos de descuento. Si en relación a la población mundial, de forma cómica, se suele comentar aquello de que si a cada hombre le corresponden tres mujeres deducimos que debe haber algún cabrón por ahí pasándoselo en grande con seis, la equivalencia la podemos establecer igualmente en el fútbol. En este deporte hay diez penas por cada alegría, dicen, a lo que yo añado que en el algún lugar estarán gozándoselo con las que pertenecen a Cartagena.

Portada diario La Opinión
Porque hay sitios gafes y hay sitios que cuentan con estrella. Los cánones decretan que el equipo que recibirá gol en el descuento de una final siempre será el Atlético y el que lo anote, indefectiblemente, será el Madrid. O Alemania, si hablamos de selecciones. Es así