sábado, 11 de junio de 2016

Una década del ‘vecindariazo’

Diez años ya, toda una década, ha pasado desde que la UD Vecindario decidiese grabar su nombre en la historia del fútbol de Cartagena. Para nuestra desgracia. Aquella desdichada fecha -11 de junio de 2006- además nos suponía la segunda gran decepción a toda una generación de aficionados en la ciudad. La primera había sido el ‘cordobazo’ en 1999.

Sabino, al finalizar el encuentro
Pongámonos en contexto. El FC Cartagena iniciaba la temporada 2005/06 -el tercer proyecto de la época Paco Gómez- después de que los dos predecesores no hubiesen funcionado nada bien. Lejos del play-off a Segunda División e inmerso en la lucha por eludir el descenso, en ambos casos. Para las diez últimas jornadas de la campaña 2004/05 había aterrizado en el banquillo un, por entonces, desconocido Juan Ignacio Martínez. Que cumplía su cometido y se ganaba el beneplácito de continuar un año más.

En aquel nuevo intento de la entidad por pelear el ascenso, JIM y Torrecilla -actual Director Deportivo del Betis- conformaron una plantilla con jugadores de superior categoría, como Cabrejo, Molist o Sabino, y unos jóvenes precoces del nivel de Natalio o Ander Lafuente. A ellos se les unieron un centrocampista y un lateral derecho con los
que JIM había coincidido en Tercera División, de cuando dirigía a la AD Mar Menor. Eran Mariano Sánchez y Leo Gómez. Junto al sempiterno Sívori y los defensas Orlando o Alberto Merino, componían el núcleo duro de aquel prometedor equipo.


Sin unos resultados ilusionantes en pretemporada, logrando tan solo una victoria ante el Albacete, en el campeonato liguero todo sería distinto. Encuadrados en el Grupo IV de 2ªB, midiendo sus fuerzas ante Jaén, Mérida, Extremadura, Badajoz, Córdoba, Écija o Sevilla B; curiosamente, sería el extinto Águilas CF el que disputaría a los albinegros el liderato durante la temporada.

Con una derrota en las primeras dieciséis jornadas, habiendo anotado veintitrés goles a favor y recibiendo nada más que diez tantos en contra, el Cartagena se mantuvo en puestos de play-off todo el curso. Tal fue el nivel de juego y potencial ofensivo del conjunto albinegro, que se proclamó matemáticamente campeón en la Jornada 36, al ganar en casa por 1-0 al Villanueva.

Por entonces ya se habían suprimido las durísimas e injustas liguillas de ascenso y, este, se dilucidaba mediante eliminatorias. Aunque tampoco con el sistema que conocemos actualmente, en el que ser campeón de grupo otorga el privilegio de poder subir con ganar una ronda y, si no, te ofrece otra oportunidad. En 2006, el que quisiera ascender debía ganar dos eliminatorias, fuese primer o cuarto clasificado.

Así, el sorteo deparaba que el efesé se enfrentase en la primera ronda a un modesto -la UD Vecindario- que había sido cuarto en el Grupo I. Procedía de una localidad canaria. Un equipo que nunca se había visto en una situación similar, más vinculado a categorías regionales o Tercera División que a 2ªB y que estaba formado, en buena medida, por jugadores de las propias islas.

El partido de ida se disputó el 4 de junio, en Vecindario, y el resultado final fue de 2-2. Aunque pudo ser peor, puesto que los de JIM llegaron a ir perdiendo 2-0. Como anécdota, ese encuentro contó con una asistente -la esposa del colegiado- que anulaba un gol a Sívori por fuera de juego, en los primeros minutos.

La vuelta tuvo lugar en Cartagonova aquel fatídico 11 de junio de 2006. Como en las grandes citas, el recinto de Benipila lució acorde a la ocasión con más de 10.000 espectadores en las gradas. Los albinegros no habían perdido en casa en toda la temporada, valía hasta empatar para pasar de ronda y la ciudad de Cartagena suspiraba esta vez sí va a ser.

Los de Juan Ignacio, lejos de agarrotarse con el medio escénico, jugaron como lo venían haciendo en liga regular. Pero, una vez iniciado el encuentro, las ocasiones locales se sucedieron y el gol de la tranquilidad no llegaba. Corría el minuto 44’ cuando los canarios botaban un córner, en la portería de Fondo Norte, y Suso Ruano -exjugador cartagenerista- marcaba el 0-1 de cabeza. Esta vez tampoco iba a ser.

Pese al tanto, el Cartagena no se amilanó y en la segunda parte asedió la meta visitante. Sin fortuna. Incluso, para hacer más lacerante la eliminación, Sabino -máximo goleador del equipo- erraba una pena máxima a falta de un cuarto de hora para la conclusión. O, mejor dicho, Santi Lampón se la detenía. Y, como paradigma del infortunio cartagenero, cuenta la leyenda que el veterano cancerbero canario se había ofrecido días antes del enfrentamiento. Con la intención de venderse, pero los rectores del Club lo desestimaron. Una cruel ironía.

En definitiva, el ‘vecindariazo’ fue la enésima cicatriz para la maltrecha, y carente de alegrías, afición de Cartagena. O, según se mire, un inesperado diente de leche arrancado a un joven club fundado en 1995. De los muchos episodios amargos que le están por venir. No fue perder un ascenso como el día del ‘cordobazo’, porque faltaba otra eliminatoria después, pero dolió como si lo hubiese sido. Por su parte, el Vecindario acabó ascendiendo, al vencer en la siguiente ronda al Levante B, aunque solo aguantó una temporada en Segunda División. Y desapareció el verano pasado. Diez años ya.


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