lunes, 23 de enero de 2017

De cuando vino la Selección Española

En estos días de ola de frío ha vuelto a rondar por mi cabeza el recuerdo que tuve hace un mes, durante el fin de semana de lluvia torrencial que azotó el Campo de Cartagena a lo ancho y largo de su extensión. Y es que fueron unas precipitaciones históricas en esta zona, sin precedente similar desde las inundaciones que se produjeron justo antes del cambio de siglo, en el año 2000. Aquellas también nos dejaron imágenes imborrables de la Rambla de Benipila, desbordada, y los alrededores del Estadio Cartagonova anegados, prácticamente convertidos en laguna.

Curiosamente, al repasar la hemeroteca, he comprobado que dichas lluvias del año 2000 no estuvieron relacionadas con el episodio que se removía en mi memoria. Tenía interiorizado que habían tenido lugar en los días previos a la visita de la Selección Española, para su partido amistoso ante Polonia, pero no. La inolvidable cita de la ciudad con la roja se produjo en enero, mientras que las inundaciones a causa de la referida gota fría fueron en el mes de octubre; de ese mismo año, eso sí. El motivo de porqué ambos recuerdos de lluvia y Selección quedaron conectados en mi retentiva, hasta ahora, lo explico a continuación.

Primero, el contexto. La visita de la Selección Española a Cartagena tuvo lugar en la temporada 1999/00, la posterior al cordobazo. El equipo, como hemos comentado aquí
alguna vez, estaba dirigido por Txutxi Aranguren y la mayor parte de la plantilla continuaba del año anterior. Llegado el mes de enero, el entonces denominado Cartagonova FC, terminaba la primera vuelta empatado a puntos con Hércules y Gandía, que encabezaban la clasificación del Grupo III de 2ªB. Hablamos del mismo invierno en el que se intentó el fichaje del camerunés Zé Albert. Lo del africano no fructificó pero uno de los refuerzos en diciembre sí pudo ser el catalán Caballero, el cual ya había anotado como albinegro tres goles en tres partidos. Todo funcionaba.

Para la Jornada 20, la primera de la segunda vuelta, el Cartago visitaba Terrasa y vencía por 2-4. No desarrollándose el resultado del choque de una forma más o menos habitual, en absoluto. Se empezó perdiendo 2-0, añadiendo además que desde el primer tiempo se contó con un jugador menos por expulsión de Garrido. Sin embargo, la épica remontada se culminaba tras el descanso, cuando el propio Caballero establecía el definitivo 2-4, con su cuarto gol como cartagonovista. Como decía antes, todo funcionaba. El siguiente compromiso del equipo iba a ser el día 16 de ese mes de enero y debía visitar el Estadio el Ontinyent, pero todo se torcería esa misma semana.

La Selección iba a venir al Cartagonova a jugar su amistoso el día 26 y condicionados por las fuertes lluvias acaecidas durante esos días en el municipio, con intención de preservar el estado del césped de cara a la Absoluta, entre Club y Ayuntamiento acordaron aplazar la celebración del encuentro liguero contra los valencianos. Casualidad o no, aquella decisión supuso un punto de inflexión en la venidera evolución de la temporada. Antes de recuperar el partido aplazado, los de Aranguren visitaron al modesto Premià, con el que se empató pese a adelantarse en el marcador, y la semana siguiente era el Hércules, con el que se estaba compitiendo por el liderato, el que se presentaba en Cartagena. Ese partido se perdería 0-1 y el primer puesto se veía cada vez más lejos, aunque aún quedaba en la recámara el encuentro del Ontinyent para recortar distancias.

Dicho partido aplazado se disputó el 9 de febrero, un frío miércoles, a las 21:00 horas. Al descanso del mismo el marcador no reflejaba ningún gol, pero la tragedia aguardaba para más tarde. Tras la reanudación, el argentino Walter Pico veía su segunda cartulina amarilla y dejaba a los locales con diez jugadores. No obstante, los albinegros aguantaron bien hasta mediado el segundo tiempo, momento en el que se recibían tres goles en cinco minutos, literalmente. Aquel 0-3, a la postre resultado final del choque, tuvo el dudoso honor de ser el primer y único partido de mi equipo que no he visto finalizar. Mi padre, visiblemente enojado, nos cogió a mi hermano y a mí y, ataviado con la bufanda hasta la nariz, nos dijo “nos vamos”. No se me olvidará nunca.

En lo concerniente al equipo, el domingo siguiente vencía en el San José de Lorca pero no dejó de ser un mero espejismo. Desde la semana después de Terrasa hasta la Jornada 35, el Cartago encadenó una racha de solo dos victorias en quince partidos, incluyendo cinco derrotas en casa ante Hércules, Ontinyent, Sabadell, Nàstic y Yeclano. Los dos últimos encuentros de la temporada como local sí que se lograron ganar, maquillando ligeramente la clasificación final con un decepcionante octavo puesto. Sinceramente, si lo llegamos a saber, quizá no nos hubiera hecho tanta ilusión, como nos hizo, la visita de la Selección. Al menos, a mí, no.


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