viernes, 25 de noviembre de 2016

Abel, Torrecilla y Amaral

Hace diez años del inopinado episodio que vamos a recordar hoy. Para ello debemos situarnos en la campaña 2006/07, es decir, la siguiente al 'vecindariazo'. Eran los últimos días de diciembre de dicha temporada, con el calendario inmerso en el parón liguero de Navidad y a escasas horas de la apertura del mercado invernal de fichajes. En lo deportivo, el Cartagena ocupaba una notable cuarta posición a solo tres puntos del primer clasificado, el Sevilla Atlético. Habiendo, además, desplegado un gran potencial ofensivo a lo largo de las diecisiete jornadas disputadas, con más de dos goles por partido como media.

Abel en su presentación
En la plantilla albinegra se encontraba Roberto Rodríguez, un central que había jugado en Segunda División con el filial del Atlético de Madrid y que también había militado varias temporadas en 2ªB. Un defensa que gozaba de cierto nombre en la categoría pero que como cartagenerista no estaba siendo titular. Tenía por delante a Orlando y Lusarreta, aunque sí que disfrutaba de minutos con cierta asiduidad. Hasta aquí, todo normal. Fue en los primeros días del citado mes de diciembre cuando se produjo el gran desencadenante de los acontecimientos. Roberto se lesionaba, era sometido a una complicada intervención quirúrgica y quedaba apartado varios meses de los terrenos de juego. Lógicamente, el Club debía buscarle un recambio y es en dicho momento cuando hace aparición el nombre de Abel en la escena.

Abel Valenzuela era un joven malacitano que a sus 25 años sabía lo que era ascender a Segunda División, por dos veces. Concretamente, en las filas del Málaga B y del Salamanca, entidad esta última a la que pertenecía por estas fechas a las que nos
referimos. Sin haber disputado ni un solo minuto con el conjunto del Helmántico en la categoría de plata ese año, e incluso habiendo dicho su entrenador sobre él que era una persona polémica y que no hacía ningún bien al vestuario, el director deportivo del Cartagena, el salmantino de nacimiento y exjugador charro Miguel Montes Torrecilla, se fijaba en Abel para suplir a Roberto. Finalmente, fue contratado en forma de cesión y presentado en el estadio Cartagonova el 29 de diciembre de 2006. Muy optimista, en su primera rueda de prensa el jugador llegó a hablar de la posibilidad de vestir la camiseta albinegra en el próximo partido de casa, en lugar de Lusarreta que estaba sancionado. Lamentablemente para Abel, a los cinco días de su presentación el Club emitía una nota de prensa en la que notificaba que el acuerdo pactado se rompía debido al estado de la rodilla del futbolista.

El reciente infortunio de Roberto y la sentencia, también en ese mismo mes de diciembre, del caso César Esteban -al que había que abonar 325.000€- provocaron que Paco Gómez denegara el fichaje de Abel, ante el menor atisbo de complicación física que pudiera padecer. Circunstancia que, supuestamente, se preveía por parte de los servicios médicos y del doctor Ripoll, que le habían examinado. Por contra, Torrecilla sí avalaba su fichaje, esgrimiendo que no existía ningún informe sanitario en el que se dijese explícitamente que Abel no estaba apto para competir. En este punto cabe reseñar el hecho de que Genaro Zapata (jefe médico del Club) y Torrecilla no se entendían, dicho eufemísticamente. Sumidos en tal manifiesto desencuentro, tan solo un día después de desestimar el fichaje, el propio Paco Gómez invitaba a Torrecilla a marcharse del Cartagena. Como le había pedido el propio secretario técnico semanas antes, para poder incorporarse a la dirección deportiva del Salamanca, por otra parte. Equipo del que procedía Abel, sí, y en el que acabó Torrecilla como director deportivo. Dicho esto, que cada cual haga su propio juicio sobre lo que pudo, o no, pasar en realidad y qué papel interpretó cada personaje.

En la liga, el equipo albinegro afrontaba su vuelta a la competición el 7 de enero de 2007. Aquel día se recibía a un Extremadura en crisis y se ganó 3-1. El Cartagena se aupaba a la tercera posición, a la vez que se recreaba con el mejor bagaje ofensivo entre Primera, Segunda y 2ªB, sumando 38 goles en 18 partidos. Pero una mala noticia iba a llegar. El viernes de la siguiente semana el entrenador David Amaral dimitía de su cargo, alegando motivos personales. Hacía días que el técnico había mostrado su malestar con la salida de Torrecilla ya que, según sus mismas palabras, el equipo lo había hecho él. Y también se fue.

Tras la salida del tinerfeño, Arango asumió el cargo de forma interina y luego vendría José Luis Montes, quien firmaría unos números realmente buenos hasta la Jornada 30. En la recta final del campeonato el equipo se desinfló, saliendo de los puestos de play-off y finalmente acababa en quinta posición, ya con Fran Alcoy, el gerente del Club, ocupando el banquillo.


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