jueves, 22 de diciembre de 2016

El prestigio del Colombino

El calendario ha querido que el último equipo al que los albinegros hayan visitado en esta primera vuelta sea el Recreativo de Huelva, en su estadio, el Nuevo Colombino. Un estadio de reciente recuerdo para los cartageneros, que se enfrentaron a los onubenses en varias ocasiones en la liga de plata del fútbol español. Curiosamente fue en Huelva donde el Efesé dijo adiós a sus opciones de ascenso en la temporada más gloriosa de la historia del club, en la que un gol de Braulio Nóbrega (que dos años después vestiría la zamarra blanca y negra) doblegaba al Cartagena en la jornada 41, dejándolo matemáticamente sin opciones de tocar el cielo. Y eso fue lo que duró aquel sueño, 41 intensas jornadas, en las que soñamos con cambiar el sino de un fútbol cartagenero desafortunado desde sus inicios, que nunca ha probado el caviar futbolístico de la liga de las estrellas y que nunca estuvo tan cerca de probarlo como en aquel año 2010. Nada más lejos de la realidad, el Cartagena se quedó sin opciones en Huelva, pero lo fue fraguando en días tan fatídicos como recordados, caso del Levante y el Hércules


Mariano ante el Recreativo en Huelva
El fútbol, tan lleno de casualidades, hace que los románticos del balompié relacionemos fechas, partidos, estadios o resultados, adaptándolos de tal manera a nuestra forma de ver rodar el balón, que nos hace imposible evitar que afloren los sentimientos ya vividos. El Cartagena, dijo adiós a la categoría de plata también en el Nuevo Colombino, aunque como en la anterior ocasión, ya había firmado su sentencia jornadas atrás en Córdoba. Aquella vez se ganó la intrascendente última jornada (y la penúltima, también sin opciones). De manera que cada vez que los albinegros pisan el feudo del Decano no podemos evitar recordar tiempos anteriores. 

Al Efesé le faltaba quitarse esa espina, ganar en Huelva al Recre, que aunque sea en los peores momentos de su historia no es tarea fácil. El pasado curso estuvo a punto de hacerlo con el gol de Fede Laens, pero este Cartagena no es el de antes. Es un equipo
solvente atrás, con un trato exquisito del balón para lo que se ve en la categoría de bronce, con jugadores que tendrían cabida en mínimo una decena de equipos de división superior y que sabe sufrir, que es lo más importante. Porque un equipo que sabe sufrir y aguantar la renta de un gol hasta el final, que recibe pocos goles y que en su peor momento de la temporada sigue sumando victorias y sacando ventaja a los perseguidores, es un serio candidato a todo. Muy reciente tenemos el caso de Real Jaén (que quitó el liderato al Efesé en 2013) y UCAM, que sin demasiados alardes ofensivos, se hicieron fuertes en la retaguardia y lograron el ascenso con más de un 1-0. 

Si, el Efesé es el líder del grupo, con 40 puntos, los mismos que sumó en la primera vuelta aquel equipo que comandaba Juan Ignacio Martínez, el mejor conjunto portuario que mis ojos han visto en Segunda B. Pero entonces, la maldición del Cartagonova actuó sobre los Natalio, Sívori, Lafuente o Sabino, en el primer partido que el equipo perdió en casa y en el primer partido, también, en el que se quedó sin anotar un gol, el que le habría puesto en la final del play off. Estamos a tiempo de hacer historia de nuevo, tenemos todos los ingredientes necesarios y solo nos falta no creernos más de lo que realmente somos y al menos tenemos experiencia en desengaños para no creérnoslo demasiado. 

A partir de aquí, queda prohibido mirar otros grupos, pensar que el liderato es definitivo, que somos los mejores y que esto va a ser un camino de rosas. Prohibido parecerse a los que el año pasado fueron campeones de invierno en este grupo. Su final fue provocado por su soberbia, el nuestro debe estar marcado por la humildad. 

El Cartagena sale vivo, líder y victorioso de Huelva, del estadio que primero nos bajó los pies al suelo y después nos despidió del suelo para volver a mandarnos a las oscuras mazmorras de la Segunda B. Como punto de inflexión para volver a luchar entre los mejores no se me ocurre escenario más idóneo para acabar la primera vuelta que el último que nos vio dar patadas a un balón en la anhelada Segunda División.


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