sábado, 1 de julio de 2017

Cuando Molist fue nuestro verdugo

Hace un par de semanas, cuando caíamos eliminados en la segunda ronda de la promoción de ascenso frente al Barça B, hacía alusión a lo aparentemente cíclica que resulta la historia en ocasiones, ya que esta temporada se cumplen veinte años desde que otro filial blaugrana también frustrase otro posible ascenso albinegro. Así que, por no escribir de Verdú ni de Llorente, o de Rivero, me apetece recordar aquello.

Nos tenemos que remontar a la campaña 1996/97, la primera del entonces denominado Cartagonova FC en Tercera División, tras su ascenso de Territorial Preferente. Es en dicha temporada cuando el equipo senior del Cartagena FC se retira de la competición y en la que, definitivamente, la entidad fundada por Florentino Manzano toma el testigo como primer club de la ciudad. Entre otras cosas, ganando la Copa Federación a nivel regional. Respecto a su primer año de existencia se realizaron bastantes cambios en la plantilla y, bajo un importante desembolso, se lograba conjugar la continuidad de ilustres como Sagarduy o Paco Sánchez y la llegada de otros jugadores de categoría superior como el cartagenero Yepes o el mítico Alberto García, por ejemplo. Para dirigirles, en el banquillo se mantenía Chechu Delgado. La liga comenzaba como se preveía para un equipo de tan alto coste y los albinegros se encaramaban al primer puesto en la Jornada 2. Un par de semanas antes de acabar la liga el liderato se certificaría matemáticamente.

Por entonces, al igual que en 2ªB, las promociones de ascenso en Tercera se hacían en forma de liguilla de cuatro equipos. Pero no por sorteo puro, sino que influía el factor geográfico en función de la composición de grupos para 2ªB. Es decir, como los equipos de la Región teóricamente ascenderían al Grupo III de 2ªB, en la promoción de ascenso se iban a cruzar un equipo de la Tercera División valenciana, otro de la catalana y otro de la balear. Siendo finalmente Olímpic de Xàtiva, Barça C y Sóller esta vez. Paralela e inexplicablemente, la misma semana en la que comenzaba el play-off de ascenso el Cartago permanecía vivo, competitivamente hablando, en la Copa Federación a nivel nacional y su rival era, nada más y nada menos, que el Gáldar canario. Un disparate de calendario.

Sea como fuere, en la liguilla se empataba el primer partido en casa contra el Sóller y luego se golearía 1-4 al Olímpic en La Murta. Las opciones de ascenso permanecían
intactas y el siguiente compromiso era recibir en el estadio al propio conjunto de Xàtiva. Y fue en la mencionada cita cuando se produjo el punto de inflexión de aquel play-off para los albinegros, ya que llegando a disponer de un 3-0 en el marcador el encuentro acababa definitivamente 4-4. Un frustrante resultado, sobre todo teniendo en cuenta que el Barça C había ganado sus tres partidos y sumaba nueve puntos en tres jornadas. El Cartago, por su parte, nada más que cinco.

El entrenador Chechu Delgado fue invitado a dimitir y era sustituido por el uruguayo Roberto Álvarez. La maniobra no pudo salir peor, puesto que se acabaron perdiendo las otras tres jornadas de la promoción. La siguiente en el campo del Sóller, por 1-0. Para entonces ya se había dicho prácticamente adiós a la primera posición, virtualmente en manos del filial blaugrana, aunque al descender el Barça B de Segunda División a 2ªB la situación quedó en un limbo legal. Desde la Federación Catalana se solicitó que la plaza fuese a otro equipo de su territorial, mientras que Olímpic, Sóller y Cartagonova confiaban en que el ascenso fuese a parar al segundo de la promoción.

Sin obtener respuesta oficial de la RFEF, al Cartago le tocaba jugar en el Mini Estadi frente al Barça C y caía derrotado por 5-2, siendo Molist autor de dos tantos y el último de la tarde obra de un tal Puyol. No obstante, el otro resultado dejaba el grupo con los tres equipos en discordia empatados a cinco puntos y todo se iba a dilucidar en la última jornada. A los albinegros les iba a valer con ganar en casa, siempre que no lo hiciese también el Sóller contra el Olímpic.

Un par de días antes de ese último partido, en el Diario de Mallorca, se publicaba el supuesto intento de soborno a uno de los jugadores del Sóller por parte de la entidad cartagonovista. El jugador en concreto era Manolo Molina, quien vistiese la camiseta del efesé en la temporada 1992/93. Además, a esta denuncia pública se le sumó la de su técnico, que según su versión también había sido tocado antes del partido del Cartago en tierras mallorquinas. Y cabe destacar que, de hecho, más importante que los partidos ante el Barça C fue aquel en la isla balear. Ya que de haberlo ganado hubiese dejado en bandeja el ascenso para los albinegros.

El caso es que llegó el 29 de junio de 1997 y, ante unos 1.500 espectadores, el Cartagonova volvía a dictar sentencia, para mal. No hubiese valido la victoria, porque el Sóller haría su trabajo ganando al Olímpic, que supuestamente también iba primado por nuestra parte para rascar al menos el empate, pero nosotros volvíamos a hacer el ridículo en casa y perdíamos 0-2 ante el amateur blaugrana. Molist, quien años más tarde se encumbraría como un gran jugador albinegro de 2005 a 2008, y Óscar Ollés, que también pasaría por el club de forma mucho más discreta en el año 2000, anotaron los goles barcelonistas aquel día. Y el Sóller subió a 2ªB.


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