jueves, 11 de enero de 2018

Genios bajo palos

Siempre he pensado que todos los genios tienen algo especial. Comparten rasgos como la excentricidad, la frialdad, la toma de decisiones, la exigencia o la limitación de sus fallos. Como todos los genios, necesitan una dosis de soledad que les lleva inevitablemente a la reflexión, actuando como arma de doble filo. Pensar mucho no es sinónimo de éxito, pero eso es algo que llevan en la sangre como buenos aventajados respecto a sus iguales. Si hubiera una posición en el ámbito futbolístico que se asemejara a estos eruditos misteriosos y admirables, sería la de guardameta. Aislado de la gloria de los goles, vive las alegrías en soledad cerrando los puños, tocando el larguero o con cualquier otra rutina individual que le permita soltar esa adrenalina. 

Marcos frente al Sevilla (Foto: Diario La Verdad)
En estos momentos en los que al Efesé le ha golpeado como un jarro de agua fría la lesión de su portero titular, comienza el temor a lo desconocido y las intenciones de fichaje de un sustituto, ignorando que en el banquillo hay un chico con un comportamiento ejemplar, que ha tenido actuaciones verdaderamente milagrosas. Marcos ha sido héroe y villano. Más héroe a mi parecer, pero la memoria parece no alcanzar el mes de septiembre cuando se puso la capa de superhéroe en la encerrona de Talavera, salvando goles cantados y dando una victoria agónica a los albinegros en la prórroga, en uno de los encuentros con más carga emocional de la temporada. Sería injusto valorar la capacidad de un futbolista por un solo partido, por eso tirando de memoria declarativa, me salen más partidos (Mirandés, Sevilla) en los que la calidad del portero madrileño ha relucido, pese a su juventud, en un grande de la categoría -porque lo es- como el FC Cartagena.

El paso adelante de Pau Torres, con grandes actuaciones y derroche de veteranía dejó de nuevo en un segundo plano al portero, que pacientemente aguardaba su oportunidad desde el banquillo. Tras la heroicidad de Talavera no eran pocos los que ponían en tela de
juicio la titularidad de Pau, sin dar ese margen necesario que debe tener un portero para convertirse en ese genio solitario, que rumia durante noventa minutos y entrena durante la semana para evitar el error. El portero catalán demostró con tiempo y confianza el gran profesional que es, porque en esa demarcación, la calidad no importa si no tienes la seguridad de que vas a eliminar casi por completo tus penalizaciones. Las portadas, casi siempre son para los delanteros y si alguna vez son para un portero, no suele ser buena noticia. Así de ingrato es. Así de valientes son.

En un acto de fe en Marcos y de perplejidad ante las dudas que le albergan en el seno del aficionado cartagenero, firmemente creo que merece esa oportunidad de comerse otra vez el marrón de la segunda vuelta (como ya hiciera el año pasado), al menos el tiempo en el que Pau Torres continúe en el dique seco. 

Ante todo, hay que guardar un respeto a los que se juegan el tipo, se visten de otro color, se enfundan los guantes de parar balones duros como piedras y reciben golpes, no sé si por vocación, por genialidad o por ese gustillo que da jugarte el abucheo en cada acción. A día de hoy, como se cantaba en el Municipal El Prado, Marcos es mi portero.


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