Siempre he pensado que todos los genios tienen
algo especial. Comparten rasgos como la excentricidad, la frialdad, la toma de
decisiones, la exigencia o la limitación de sus fallos. Como todos los genios,
necesitan una dosis de soledad que les lleva inevitablemente a la reflexión,
actuando como arma de doble filo. Pensar mucho no es sinónimo de éxito, pero
eso es algo que llevan en la sangre como buenos aventajados respecto a sus
iguales. Si hubiera una posición en el ámbito futbolístico que se asemejara a estos
eruditos misteriosos y admirables, sería la de guardameta. Aislado de la gloria de
los goles, vive las alegrías en soledad cerrando los puños, tocando el larguero
o con cualquier otra rutina individual que le permita soltar esa adrenalina.
Marcos frente al Sevilla (Foto: Diario La Verdad) |
En estos momentos en los que al Efesé le
ha golpeado como un jarro de agua fría la lesión de su portero titular,
comienza el temor a lo desconocido y las intenciones de fichaje de un
sustituto, ignorando que en el banquillo hay un chico con un comportamiento
ejemplar, que ha tenido actuaciones verdaderamente milagrosas. Marcos ha sido
héroe y villano. Más héroe a mi parecer, pero la memoria parece no alcanzar el
mes de septiembre cuando se puso la capa de superhéroe en la encerrona de
Talavera, salvando goles cantados y dando una victoria agónica a los albinegros
en la prórroga, en uno de los encuentros con más carga emocional de la
temporada. Sería injusto valorar la capacidad de un futbolista por un solo
partido, por eso tirando de memoria declarativa, me salen más partidos
(Mirandés, Sevilla) en los que la calidad del portero madrileño ha relucido,
pese a su juventud, en un grande de la categoría -porque lo es- como el FC Cartagena.
El paso adelante de Pau Torres, con
grandes actuaciones y derroche de veteranía dejó de nuevo en un segundo plano
al portero, que pacientemente aguardaba su oportunidad desde el banquillo. Tras
la heroicidad de Talavera no eran pocos los que ponían en tela de
juicio la titularidad de Pau, sin dar ese margen necesario que debe tener un portero para convertirse en ese genio solitario, que rumia durante noventa minutos y entrena durante la semana para evitar el error. El portero catalán demostró con tiempo y confianza el gran profesional que es, porque en esa demarcación, la calidad no importa si no tienes la seguridad de que vas a eliminar casi por completo tus penalizaciones. Las portadas, casi siempre son para los delanteros y si alguna vez son para un portero, no suele ser buena noticia. Así de ingrato es. Así de valientes son.
juicio la titularidad de Pau, sin dar ese margen necesario que debe tener un portero para convertirse en ese genio solitario, que rumia durante noventa minutos y entrena durante la semana para evitar el error. El portero catalán demostró con tiempo y confianza el gran profesional que es, porque en esa demarcación, la calidad no importa si no tienes la seguridad de que vas a eliminar casi por completo tus penalizaciones. Las portadas, casi siempre son para los delanteros y si alguna vez son para un portero, no suele ser buena noticia. Así de ingrato es. Así de valientes son.
En un acto de fe en Marcos y de
perplejidad ante las dudas que le albergan en el seno del aficionado
cartagenero, firmemente creo que merece esa oportunidad de comerse otra vez el
marrón de la segunda vuelta (como ya hiciera el año pasado), al menos el tiempo
en el que Pau Torres continúe en el dique seco.
Ante todo, hay que guardar un respeto a
los que se juegan el tipo, se visten de otro color, se enfundan los guantes de
parar balones duros como piedras y reciben golpes, no sé si por vocación, por
genialidad o por ese gustillo que da jugarte el abucheo en cada acción. A día
de hoy, como se cantaba en el Municipal El Prado, Marcos es mi portero.
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