martes, 23 de enero de 2018

La llegada de Pedro Valentín Mora

Creo que no me equivocaría mucho si asegurase que todos, o al menos los de las generaciones que hemos llegado a conocer el walkman, hemos tenido algún mayor cercano que nos ha hablado bastante de un famoso 0-5 que el Barça infligía al Madrid en el Bernabéu a mediados de los años 70s. O sería solo cosa de mi vecino, barcelonés de nacimiento, que amartilló gran parte de las conversaciones futbolísticas de mi niñez con aquel hecho. El caso es que el cuadro blaugrana firmaba dicho hito con un señor en su portería que uniría su nombre a la historia del FC Cartagena hace ahora veinte años, Pedro Valentín Mora.

Mora, de cuna tarraconense, desarrollaría la mayor parte de su carrera como jugador en la disciplina del Barcelona, llegando a disputar casi cien partidos con los del Camp Nou. En 1979 fichaba por el Rayo Vallecano y en 1983 lo haría por el Murcia, sitio este en el que se retiraba como guardameta. Su labor técnica se iniciaría nada más colgar los guantes, primero en una academia y más tarde en el Igualada, para finalmente recalar en las bases culés. De ahí daría el salto en 1993 a 2ªB, al Nàstic, en el que estuvo hasta 1995, y en 1996 volvería al cuadro pimentonero a mitad de temporada en Tercera, logrando el ascenso a 2ªB. Y permanecería en La Condomina, curiosamente, hasta ser reemplazado por Felipe Mesones.


Llegamos así, haciendo el repaso a su trayectoria, a la temporada 1997/98. El entonces Cartagonova FC, después de fallar en el play-off en el que era el Sóller el que ascendía a la categoría de bronce, iniciaba su segundo intento para subir de Tercera y el entrenador
escogido por Florentino Manzano se llamaba Javier Quintana, que venía del Jumilla tras haber hecho una notable campaña anterior en el Grupo XIII. Con una plantilla confeccionada a base de talonario, los Alberto García, Robles, Ortega y compañía únicamente contemplaban un horizonte posible, ser campeones en liga y ascender en la liguilla. Sin embargo, al plan trazado le surgiría un imprevisto, el Águilas dirigido por Luis Franco, que en el mes de diciembre aventajaba en 8 puntos a los cartagonovistas, aunque con un partido más disputado.

De esta manera, con el equipo envuelto en un ambiente de descontento debido a su marcha no tan autoritaria como cabía esperar en un principio, la semana anterior a Nochebuena se producía el punto de inflexión de la estancia de Javier Quintana en el banquillo albinegro. Y que desembocaría en el posterior fichaje de Mora. Dicho día, el Cartago recibía al Caravaca, uno de los gallitos. El partido se llegó a ir ganando por 6-2 pero, tras unos cambios realizados en la segunda parte, la goleada clara se transformaba en un apretadísimo 6-5 y el resultado y la imagen ofrecida recibían abiertamente la crítica de la directiva a la conclusión. No obstante, se había vencido. Y el equipo seguiría ganando en liga. Hasta que llegado el año nuevo, en la ida de la final regional de la Copa Federación, Quintana disponía un once plagado de suplentes que volvía a encender a Florentino Manzano.

A mitad del mes de enero ya era un secreto a voces que iba a haber un cambio de entrenador. Quintana había logrado la Copa FFRM y encadenaba ocho victorias consecutivas en liga, pero daba igual, estaba sentenciado. Sonaban Casuco y Mora como opciones de recambio y finalmente sería el segundo el elegido. Cosa lógica por otra parte, puesto que le había funcionado a Manzano cuando se encargaba de la parcela deportiva del Murcia en Tercera, como contamos por aquí en otra ocasión, y porque, además, Casuco tenía contrato en vigor con el Plasencia, en 2ªB. De puente entre Quintana y Mora haría Paco Sánchez, cosechando un empate en casa y una victoria fuera, esta ya bajo la atenta mirada del exguardameta blaugrana desde la grada.

El estreno de Mora, con el equipo líder aunque en ese momento era el Cartago el que llevaba un partido más que el Águilas (cosas de Tercera División), fue en el Estadio Municipal frente al Orihuela, de un tal Juan Ignacio Martínez, y se ganó por 3-1. A partir de entonces el equipo albinegro no soltaría el primer puesto, logrando algunas goleadas en liga que se repetirían en el play-off, como el 6-0 al Constancia o el 8-0 final ante el Tortosa que acabó certificando el ansiado ascenso del Club a 2ªB.


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